Un paseíto por……
“Monte Calar” “Las Mesucas” "El Pozo Merino"
Bosques
de Brañosera - Montaña Palentina-
(Siempre que regresas a la montaña encuentras
algo diferente e interesante)
“Sensaciones
en la cima”
15 de noviembre de
2016
“San Martes”
Recorrido:
Como siempre nos proponemos
hacer una marcha tranquila y relajante.
Toda esta espléndida marcha y la información,
se la debemos, y se lo agradecemos al que consideramos ya nuestro amigo “Luisfer”
de Barruelo que nos llevó a estos bosques de fantasía, enseñándonos rincones de
ensueño que desconocíamos.
“Luisfer” es montañero, comunicador y “amante
de la naturaleza”. Tiene un buen blog http://montripero.blogspot.com
Le conocimos gracias a Queco que fue el contacto.
Salida de Brañosera,
punto de partida término “La Aceña”. Tomamos el camino, pronto lo abandonamos
para descubrir este verdadero paraíso natural. Nos metemos al mismo bosque para disfrutar del paisaje, mamarlo, pisarlo, verlo y tocarlo. Hayas, robles, abedules, serbales .Río
Rubagón, Monte Calar, Chozo Cerezo, Las Mesucas “Chozu Prau el Toru” “El abuelo”
que es un roble más que centenario, El Pozo Merino con su cascada y de aquí regresamos a la Aceña.
La marcha tal y
como la hemos hecho no requiere gran preparación física.
Recorrimos 10 km.
Montañeros: Luisfer,
Manolo, Alberto, Otto, Jesús, Queco y Teo.
“Sensaciones”
Canta el arrendajo, el
haya abraza a la roca, el montañero abraza al haya.
Luisfer, nuestro guía y gurú, nos introduce hasta lo más íntimo del bosque y vas descubriendo un verdadero paraíso natural. Manchas de color de otoño, luz, tonalidades, contrastes. Un paisaje salvaje controlado, una desordenada armonía con la que vibras y disfrutas. Son los pequeños y grandes detalles de la naturaleza.
La hoja del roble que no se doblega y perdura en la rama. El serbal que se le han caído las hojas y sus abundantes racimos de pomos carnosos, brillantes, anaranjados, son balanceados por el viento. La roca pintada de verde chillón del musgo.
Luisfer, nuestro guía y gurú, nos introduce hasta lo más íntimo del bosque y vas descubriendo un verdadero paraíso natural. Manchas de color de otoño, luz, tonalidades, contrastes. Un paisaje salvaje controlado, una desordenada armonía con la que vibras y disfrutas. Son los pequeños y grandes detalles de la naturaleza.
La hoja del roble que no se doblega y perdura en la rama. El serbal que se le han caído las hojas y sus abundantes racimos de pomos carnosos, brillantes, anaranjados, son balanceados por el viento. La roca pintada de verde chillón del musgo.
Ascendemos a lo más alto y descendemos al valle. Seguimos explorando los rincones. El abedul de un
azul lánguido, el haya fuerte que se asocia y se apodera con su brazo del haya
débil. El tejo que se esconde
El “chozu Prau el Toru” se apodera de la roca, es un chozo limpio y atractivo;
sorprende que hasta se ha aprovechado una rueda de piedra de molino para una de sus paredes.
Y decían que era un roble, pero no, era un “
enorme gigante” con su cara y sus piernas largas.
Contemplamos “Las Mesucas” que son rocas muy
grandes y muy altas. y "el abuelo" que es un roble más que
centenario.
Y por otra parte hay quien dice que los abedules y los acebos se
hermanan y si tienes suerte y buena disposición, les puedes ver caminar juntos por la noche.
Es un privilegio contemplar el Pozo Merino, el verde de su agua,
su cascada y el Pozo de la Aceña con su puente de madera.
Esto es el Calar, un bosque de ensueño, de hayas, robles, abedules, acebos, serbales, tejos,
mostajos, avellanos. Esto es el río Rubagón con sus vueltas,
revueltas y cascadas.
Es un privilegio contemplar el Pozo Merino, el verde de su agua, su cascada
“Luisfer” es montañero, comunicador y “amante
de la naturaleza”. Tiene un buen blog http://montripero.blogspot.com
Queco fue el contacto.
El haya abraza a la roca
La naturaleza es sorprendente
Manchas de color de otoño, luz, tonalidades, sus contrastes.
No hay prisa, se contempla, se habla
El río Rubagón te cautiva con sus vueltas y revueltas y cascadas.
EL Calar es un bosque sorprendente
Colores
Acebos, abedules
El acebo
El haya fuerte que se asocia y se apodera con su brazo del haya débil, el tejo que se esconde.
El montañero abraza al roble.
Y por otra parte hay quien dice que los abedules y los acebos se hermanean y si tienes suerte y ganas les puedes ver caminar juntos por la noche.
El serbal
Un paisaje salvaje controlado, una desordenada armonía con la que vibras y disfrutas.
Y seguíamos disfrutando.
“El abuelo” que es un roble más que centenario Y Queco se apartó....
“Las Mesucas” que son rocas muy grandes y muy altas.
Un paisaje salvaje controlado, una desordenada armonía con la que vibras y disfrutas
Por supuesto que el desorden es el mio, con perdón.
La naturaleza nos sorprende con pequeños detalles.
Y apareció el gigante, su cara, sus piernas largas. ¿ves su cara?
Y el roble se retorcía
El “chozu Prau el Toru” se apodera de la roca, es un chozo atractivo, sorprendente que hasta ha aprovechado una rueda de piedra de molino para su construcción,
El Pozo de la Aceña con su puente de madera