jueves, 23 de junio de 2016

Cueva Teresa y Cueva del agua -Posadero de los buitres- (Rebanal de las Llantas) “Nuestra montaña palentina”



Cueva Teresa y cueva del agua -Posadero de los buitres-
(Rebanal de las Llantas)
 “Nuestra montaña palentina”

 (Siempre que regresas a la montaña encuentras algo diferente e interesante)




“Sensaciones”



En la vaguada, una fuente de agua fresca brota junto al serbal del cazador. Escoba albar, mostajos, varios guindales, avellanos, el diente de león, un bosque de hayas cargadito de hayucos. Es el valle de Sondonada, es el pueblo de Rebanal de las Llantas.
Hemos alcanzado el “Alto de la Espina”, su chozo limpio, acogedor, agradable. 
Día claro, luminoso. Avanzamos entre pastos altos y pequeñas rocas. De repente, la imagen de un enorme animal. Nos sobrecoge. Avanzamos con cautela. Al parecer, a lo lejos, se acerca un enorme oso. Su hocico, sus orejas. Falsa alarma, es la figura de una roca, es el fruto de la fantasía e imaginación de Manolo. Tranquilidad.
Allá, a lo lejos, en la fortaleza de la roca, está el posadero de los buitres, es nuestra referencia en la búsqueda de las cuevas. Terreno difícil, agreste, algunos tramos casi inaccesibles, salvamos las dificultades. Por fin, camuflada, oculta entre la maleza, la “Cueva Teresa”. Reptamos, nos arrastramos hasta conseguir cruzar su interior para ver la segunda “Teresa.” Nuevo recorrido. Hay que localizar la “Cueva del agua”. Ascendemos, subimos por rocas, cruzamos el bosque, por fin la cueva. Se oye el rumor del agua, hay un manadero. Sus paredes, un espectáculo cromático. Su oscuridad, un misterio. Tratamos de llegar a su interior, abortamos. Otro día vendremos con linternas.
Y descendemos por un barranco, por una torrentera, por el bosque de hayas, por donde nos acompaña el golpeo del agua sobre las rocas.   





“Sensaciones en la cima”
21 de junio de 2016

        Desde Cervera en coche por el valle estrecho hasta llegar al pueblo de Rebanal de las Llantas. Desde aquí, tomamos el camino dirección al chozo de la Espina. Después de dos horas ascendiendo bajamos entre rocas y maleza en búsqueda de las cuevas Teresa y del Agua que están bajo el Posadero de los buitres. Pese a la dificultad, mereció la pena encontrarlas y descender por la torrentera de un bosque de hayas.

Recorrimos 10 km.
Caminantes:  Manolo, Luis, Alberto, Ángel, Teo parador, y Teo.

“Sensaciones”


En medio de un vergel, Rebanal de las Llantas.



El chozo, de la Espina


De repente, la imagen de un enorme animal. Nos sobrecoge. Avanzamos con cautela. Al parecer, a lo lejos, se acerca un enorme oso. Su hocico, sus orejas.


Sus paredes, un espectáculo cromático. Su oscuridad, un misterio. 





De momento, caminamos protegidos por los árboles.


Al fondo, el Pico Curavacas.


Desde el interior del Chozo de la Espina.


Contemplando el chozo de la Espina. Un perfecto montañero sabedor de todos los entresijos de la montaña palentina.


Hemos alcanzado el “Alto de la Espina”, su chozo limpio, acogedor, agradable.


A la búsqueda de la "cueva Teresa"


Hay que encontrar la otra cueva, la del agua.


Estupendo haya


Allá, a lo lejos, en la fortaleza de la roca, está el posadero de los buitres, es nuestra referencia en la búsqueda de las cuevas



Los intrépidos exploradores


Reptamos, nos arrastramos hasta conseguir cruzar su interior para ver la segunda “Teresa.”



Preciosa entrada a la "cueva Teresa"


Desde el interior de la cueva


Un bosque de hayas cargadito de hayucos. 


Logró pasar a la otra parte y salvar el vacío.


 "La cueva del agua"
. Se oye el rumor del agua, hay un manadero. Sus paredes, un espectáculo cromático. Su oscuridad, un misterio. Tratamos de llegar a su interior, abortamos. Otro día vendremos con linternas.


La cueva del agua


Y descendemos por un barranco, por una torrentera, por el bosque de hayas, por donde nos acompaña el golpeo del agua sobre las rocas.    


Los pastos, altos. Donde está el ganado. ?








jueves, 16 de junio de 2016

Peñacorada 1.831 m. Montaña oriental leonesa -Otero de Valdetuejar


Peñacorada 1.831 m. Montaña oriental leonesa
-Otero de Valdetuejar
“Lindante con la montaña palentina”

 (Siempre que regresas a la montaña encuentras algo diferente e interesante)
“Sensaciones en la cima”
14 de junio de 2016

        Salimos en coche desde Cervera hacia la montaña oriental de León para ascender a Peñacorada. Pasamos por Guardo, Puente Almuhey y llegamos al pueblo El Otero de Valdetuejar. No es la  ruta más habitual de salida, pero si tal vez la más emocionante.
Partimos por un sendero y ascendemos,  prácticamente un poco anárquica a campo través, pues no hay senda señalada y por fín cresteamos para llegar a la cima.
Hay quien parte de Fuentes de Peñacorada.
Muy buen tiempo para hacer montaña.
Comida en Puente Almuhey.
Recorrimos 12 km.,
Caminantes:  Manolo, Luis, Alberto, Jesús, y Teo.



La fuerza del color de la escoba



Cortados de Peñacorada


Ahí vamos a subir, "Peñacorada"





“Sensaciones”

Peñacorada 1.831 m. Montaña oriental leonesa

-Otero de Valdetuejar 



Un pequeño guindal silvestre en medio de la campera. La sanguinaria junto a la roca.
Hemos cruzado el bosque de robles, ya no hay camino, ni veredas.
Aires frescos, olor suave a tomillo. Los intensos colores amarillos de las escobas proyectan gran fuerza pictórica.
Un maíllo silvestre, la flor de oro, la manzanilla loca.
Te esfuerzas para ascender entre la maleza, entre brezos y escobas. Y todavía tienes tiempo para recrearte en sus contrastes, en contemplar el extenso campo exclusivo para ti. Son momentos dulces. Es primavera.
 Un decorado especial, un aroma, un mundo de colores, pinceladas mágicas de verdes y amarillos. Variedad de flores.
Vives una nueva experiencia. No hay otro remedio, te agarras a la roca, trepas, alcanzas altura, cresteas con prudencia y sensatez.
La cumbre desnuda, modelada por la lluvia y el viento. El azul del cielo, acaba con grises de las nubes y cielo acuoso. No llovió.
Un haya solitaria, un buitre sobrevuela.
Hemos descendido. Dicen que el caminar es adictivo, bendita adicción.
Objetivo conseguido. La caminata nos ha dado frescura, diversión y compañerismo.





Iniciamos la marcha por un camino


Ahí está Peñacorada


Y había un guindal en medio del campo.


Pasamos entre brezos y escobas


Había que cruzar el escobar


La marcha transcurría tranquila


Se ven varios pueblos desde lo alto


Quien es este inquilino?


Peñacorada


Son bosques de robles.


Hubo momentos que tuvimos que hacer pequeños esfuerzos para ascender


Venga, que no cuesta tanto.


Esta es la cima de Peñacorada


Descenso anárquico.


Pequeñas dificultades en el camino


Entrañable roble



Ya se ha descendido lo peor



Un paisaje fantástico.


Un mundo de flores a lo largo del camino

































La flor de oro se extiende por las camperas