miércoles, 8 de mayo de 2013




(“Montaña Palentina”)

(EL regreso a la naturaleza, siempre encuentras algo nuevo)


“Sensaciones en la cima”

05/05/2013

-          Ruta sencilla y sin grandes dificultades.
-          Partimos  de Cervera, dirección Velilla del Rio Carrión carretera a Riaño y a unos tres km y antes de llegar a Besande tomamos la carretera que va a las minas y sin llegar a ellas dejamos los coches y ascendemos a Peña Lampa por la cara sur, al este queda Peña Mayor.
-        12 km -4 horas-

Siete  montañeros.: Manolo, Mª Ángeles, Luismi, Jesús, Tomás, Gelo y Teo


CLUB DE PESCA Y MONTAÑA RIVERA-PISUERGA-CERVERA DE PISUERGA-



Recorremos el cordal totalmente relajados, 


en el horizonte contemplamos un paisaje explosivo, la inmensidad de un cielo azul 



adheridas, abrazadas a la roca, unas catalinas rojas, con sus pintas negras están a punto de despertar a la luz de la primavera.


un cielo azul con esos filamentos largos y delgados, parecen  brochazos desgarrados, blancos, son los cirros que en otras ocasiones hemos tenido ocasión de disfrutar


las sabinas jóvenes piramidales.


PEÑA LAMPA 1806 M.)
(“Montaña Palentina”)

(EL regreso a la naturaleza, siempre encuentras algo nuevo)


  
         Ascendemos sobre piedras, pasamos entre rastrojos y llegamos a los sabinares milenarios, a los tejos, encinas y mostajos. Una mirada hacia atrás, el color negro del carbón de la cuenca minera, las gigantescas chimeneas de la térmica,  las enormes columnas del viaducto de Guardo en construcción y abajo, muy cerca, sabinas jóvenes piramidales.
         En medio del ascenso descubrimos la mal llamada naturaleza muerta; esas sabinas, esos tejos que en su día fueron jóvenes, robustas, fuertes que se resisten a desaparecer y se mantienen erguidas a pesar de sus troncos secos,  retorcidos.  Encontramos algo bello en esos músculos enervados que quieren seguir siendo al menos testigos perennes de estos montes y quieren seguir viviendo.
         Continuamos ascendiendo, ahora sobre inclinadas lonchas de piedra como si de una calzada romana se tratara.
         Sin gran esfuerzo hemos llegado a la cima, un respiro, un vistazo, la familiar columna del punto geodésico sobre un pedestal cuadrado de hormigón, un refugio circular de piedra y adheridas, abrazadas a la roca, unas catalinas rojas, con sus pintas negras están a punto de despertar a la luz de la primavera. Escasa vegetación, piedras, últimos restos de nieve,  y en el horizonte contemplamos un paisaje explosivo, la inmensidad de un cielo azul con esos filamentos largos y delgados, parecen  brochazos desgarrados, blancos, son los cirros que en otras ocasiones hemos tenido ocasión de disfrutar; al fondo los Picos de Europa manchados de blanco, sobresale el Pico Fierro, El Espigüete casi le tocamos, Peña Prieta, Curavacas, el río Carrión nos separa de Peña Mayor, Pico el Fraile, pantanos de Camporredondo y Compuerto. Recorremos el cordal totalmente relajados, abajo en el valle un pequeño pantano, hileras de pinos autóctonos, al fondo el pueblo de Besande. Reconocemos al Yordans y la Peña Corada de Cistierna.
Descendemos sobre piedras, pasamos entre brezos, entre las sabinas milenarias, tejos, encinas, mostajos y las sabinas jóvenes piramidales.


ascendemos sobre piedras, pasamos entre rastrojos 


En medio del ascenso descubrimos la mal llamada naturaleza muerta; esas sabinas, esos tejos que en su día fueron jóvenes, robustas, fuertes que se resisten a desaparecer y se mantienen erguidas a pesar de sus troncos secos,  retorcidos.  Encontramos algo bello en esos músculos enervados que quieren seguir siendo al menos testigos perennes de estos montes y quieren seguir viviendo.


Continuamos ascendiendo, ahora sobre inclinadas lonchas de piedra como si de una calzada romana se tratara.


Las sabinas ante la Peña Lampa


Ascendemos sobre piedra


Un paisaje, una marcha relajada


Luimi va disfrutando del ascenso.


Pantanos de Camporredondo y Compuerto


Jesús también va disfrutando con el ascenso.


Mª Angeles contempla los brochazos blancos


 la familiar columna del punto geodésico sobre un pedestal cuadrado de hormigón,


un refugio circular de piedra 


en el horizonte contemplamos un paisaje explosivo, la inmensidad de un cielo azul 


la familiar columna del punto geodésico sobre un pedestal cuadrado de hormigón y la vista espectacular


Los últimos restos de nieve


Totalmente relajados


El Pico Fierro en los Picos de Europa


en el horizonte contemplamos un paisaje explosivo, la inmensidad de un cielo azul con esos filamentos largos y delgados, parecen  brochazos desgarrados, blancos, son los cirros que en otras ocasiones hemos tenido ocasión de disfrutar;


abajo en el valle un pequeño pantano, hileras de pinos autóctonos


 y en el horizonte contemplamos un paisaje explosivo, la inmensidad de un cielo azul con esos filamentos largos y delgados, parecen  brochazos desgarrados, blancos, son los cirros que en otras ocasiones hemos tenido ocasión de disfrutar


El Valle, las hileras de pinos autóctonos, al fondo el pueblo de Besande


 En medio del ascenso descubrimos la mal llamada naturaleza muerta; esas sabinas, esos tejos que en su día fueron jóvenes, robustas, fuertes que se resisten a desaparecer y se mantienen erguidas a pesar de sus troncos secos,  retorcidos.  Encontramos algo bello en esos músculos enervados que quieren seguir siendo al menos testigos perennes de estos montes y quieren seguir viviendo.



Encontramos algo bello en esos músculos enervados que quieren seguir siendo al menos testigos perennes de estos montes y quieren seguir viviendo.


Descendemos sobre piedras, pasamos entre brezos, entre las sabinas milenarias, tejos, encinas, mostajos y las sabinas jóvenes piramidales.


Sabina joven piramidal

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