martes, 14 de mayo de 2013


(“Montaña Palentina”)

(Siempre que regresas a la montaña encuentras algo nuevo)


“Sensaciones en la cima”

12/05/2013

-          Ruta sencilla y sin grandes dificultades, requiere una pequeña preparación.
-          Partimos  de Cervera, dirección  ruta de los pantanos, llegamos al pueblo de Triollo, donde dejamos los coches y tomamos un camino dirección oeste y a los tres km iniciamos el  ascenso.
-        15 km -5 horas-

Seis  montañeros.: Manolo, David, Mariam, Marisa, Luismi y Teo


CLUB DE PESCA Y MONTAÑA RIVERA-PISUERGA-CERVERA DE PISUERGA-




Por fin, allá en lo alto asoma el Pico Pardigo que le cubría una niebla muy densa.


Coronar el Pico Pardigo es encontrar las caras más emblemáticas de nuestra montaña palentina. 


El espigüete grandioso, un gris metálico, se ve perfectamente la senda por la que se va cresteando y que conduce a la cima. El Pico Murcia nevado




PICO EL PARDIGO  2004 M.
(“Montaña Palentina”)

(Siempre que regresas a la montaña encuentras algo nuevo)


  
         Triollo es un pueblo de la montaña palentina, al oeste se encuentra nuestro destino, Pico Pardigo, hay quien le llama Pico Párdigo.
Se sale del mismo pueblo, el  camino es fácil y entretenido. Vamos tomando altura, abajo una manada de venados pastean tranquilamente en la pradera.  . Cruzamos un arroyo  que es continuación de unas pequeñas cascadas donde el agua choca contra las rocas haciéndose sonora, el agua muy blanca y David aprovecha para recoger algunas setas blancas.
Por fin, allá en lo alto asoma el Pico Pardigo que le cubría una niebla muy densa. Aparece el sol que estaba oculto, la luz de la mañana se transforma en día luminoso, sin viento, no hay una sola nube en el cielo, luz limpia, cielo muy azul.
Hay que ir ascendiendo y tomamos el camino de la rectitud. No hay hitos, esta parte no se ha jiteado, como dice David. Hay hierba, mucha piedra, hay gambones, siemprevivas y “la flor de los vientos” con sus morados y amarillos. La montaña se va empinando, huele a campo, huele a tomillo y más arriba, nos sorprende, la piedra huele  azufre. Abajo, a nuestra izquierda dejamos la antigua mina de blenda, dicen que antiguamente bajaban el mineral en cestas sobre los hombros.
Coronar el Pico Pardigo es encontrar las caras más emblemáticas de nuestra montaña palentina. El espigüete grandioso, un gris metálico, se ve perfectamente la senda por la que se va cresteando y que conduce a la cima. El Pico Murcia nevado y la cornisa del Curavacas sur, espectacular.
Bajamos a Peña María, abajo el pantano de Camporredondo, el pueblecito de Alba de los Cardaños, arriba vimos los patitos nadando sobre las nubes, los que quisimos verles. Por una vereda entre las escobas de brezo regresamos al valle de Triollo.
           




Cruzamos un arroyo  que es continuación de unas pequeñas cascadas donde el agua choca contra las rocas haciéndose sonora, el agua muy blanca.


Vamos tomando altura, abajo una manada de venados pastean tranquilamente en la pradera. 




 La montaña se va empinando, huele a campo, huele a tomillo y más arriba, nos sorprende, la piedra huele  azufre. 


Seguimos ascendiendo sin dificultad


Vamos coronando al Pico Pardigo


Coronar el Pico Pardigo es encontrar las caras más emblemáticas de nuestra montaña palentina.


El espigüete grandioso, un gris metálico, se ve perfectamente la senda por la que se va cresteando y que conduce a la cima.


Precioso el Pico Murcia


Grandioso el Curavacas


Cima Pico Pardigo, atrás el Pico Espigüete.


Cima Pico Pardigo, atrás el Pico Espigüete.


Hay que descender del Pico Pardigo


El espigüete grandioso, un gris metálico, se ve perfectamente la senda por la que se va cresteando y que conduce a la cima,rodeado de un paisaje fantástico.


Pisamos un poco de nieve


Regreso relajados, atrás el cordal del Curavacas sur


Una pisada en falso ?


, arriba vimos los patitos nadando sobre las nubes, los que quisimos verles



el pantano de Camporredondo, el pueblecito de Alba de los Cardaños


El Pico Murcia todo nevado


Subida a Peña Maria, atrás el Pico Espigüete


Bajada de Peña María


"la flor de los vientos” con sus morados y amarillos


 Por una vereda entre las escobas de brezo regresamos al valle de Triollo.



miércoles, 8 de mayo de 2013




(“Montaña Palentina”)

(EL regreso a la naturaleza, siempre encuentras algo nuevo)


“Sensaciones en la cima”

05/05/2013

-          Ruta sencilla y sin grandes dificultades.
-          Partimos  de Cervera, dirección Velilla del Rio Carrión carretera a Riaño y a unos tres km y antes de llegar a Besande tomamos la carretera que va a las minas y sin llegar a ellas dejamos los coches y ascendemos a Peña Lampa por la cara sur, al este queda Peña Mayor.
-        12 km -4 horas-

Siete  montañeros.: Manolo, Mª Ángeles, Luismi, Jesús, Tomás, Gelo y Teo


CLUB DE PESCA Y MONTAÑA RIVERA-PISUERGA-CERVERA DE PISUERGA-



Recorremos el cordal totalmente relajados, 


en el horizonte contemplamos un paisaje explosivo, la inmensidad de un cielo azul 



adheridas, abrazadas a la roca, unas catalinas rojas, con sus pintas negras están a punto de despertar a la luz de la primavera.


un cielo azul con esos filamentos largos y delgados, parecen  brochazos desgarrados, blancos, son los cirros que en otras ocasiones hemos tenido ocasión de disfrutar


las sabinas jóvenes piramidales.


PEÑA LAMPA 1806 M.)
(“Montaña Palentina”)

(EL regreso a la naturaleza, siempre encuentras algo nuevo)


  
         Ascendemos sobre piedras, pasamos entre rastrojos y llegamos a los sabinares milenarios, a los tejos, encinas y mostajos. Una mirada hacia atrás, el color negro del carbón de la cuenca minera, las gigantescas chimeneas de la térmica,  las enormes columnas del viaducto de Guardo en construcción y abajo, muy cerca, sabinas jóvenes piramidales.
         En medio del ascenso descubrimos la mal llamada naturaleza muerta; esas sabinas, esos tejos que en su día fueron jóvenes, robustas, fuertes que se resisten a desaparecer y se mantienen erguidas a pesar de sus troncos secos,  retorcidos.  Encontramos algo bello en esos músculos enervados que quieren seguir siendo al menos testigos perennes de estos montes y quieren seguir viviendo.
         Continuamos ascendiendo, ahora sobre inclinadas lonchas de piedra como si de una calzada romana se tratara.
         Sin gran esfuerzo hemos llegado a la cima, un respiro, un vistazo, la familiar columna del punto geodésico sobre un pedestal cuadrado de hormigón, un refugio circular de piedra y adheridas, abrazadas a la roca, unas catalinas rojas, con sus pintas negras están a punto de despertar a la luz de la primavera. Escasa vegetación, piedras, últimos restos de nieve,  y en el horizonte contemplamos un paisaje explosivo, la inmensidad de un cielo azul con esos filamentos largos y delgados, parecen  brochazos desgarrados, blancos, son los cirros que en otras ocasiones hemos tenido ocasión de disfrutar; al fondo los Picos de Europa manchados de blanco, sobresale el Pico Fierro, El Espigüete casi le tocamos, Peña Prieta, Curavacas, el río Carrión nos separa de Peña Mayor, Pico el Fraile, pantanos de Camporredondo y Compuerto. Recorremos el cordal totalmente relajados, abajo en el valle un pequeño pantano, hileras de pinos autóctonos, al fondo el pueblo de Besande. Reconocemos al Yordans y la Peña Corada de Cistierna.
Descendemos sobre piedras, pasamos entre brezos, entre las sabinas milenarias, tejos, encinas, mostajos y las sabinas jóvenes piramidales.


ascendemos sobre piedras, pasamos entre rastrojos 


En medio del ascenso descubrimos la mal llamada naturaleza muerta; esas sabinas, esos tejos que en su día fueron jóvenes, robustas, fuertes que se resisten a desaparecer y se mantienen erguidas a pesar de sus troncos secos,  retorcidos.  Encontramos algo bello en esos músculos enervados que quieren seguir siendo al menos testigos perennes de estos montes y quieren seguir viviendo.


Continuamos ascendiendo, ahora sobre inclinadas lonchas de piedra como si de una calzada romana se tratara.


Las sabinas ante la Peña Lampa


Ascendemos sobre piedra


Un paisaje, una marcha relajada


Luimi va disfrutando del ascenso.


Pantanos de Camporredondo y Compuerto


Jesús también va disfrutando con el ascenso.


Mª Angeles contempla los brochazos blancos


 la familiar columna del punto geodésico sobre un pedestal cuadrado de hormigón,


un refugio circular de piedra 


en el horizonte contemplamos un paisaje explosivo, la inmensidad de un cielo azul 


la familiar columna del punto geodésico sobre un pedestal cuadrado de hormigón y la vista espectacular


Los últimos restos de nieve


Totalmente relajados


El Pico Fierro en los Picos de Europa


en el horizonte contemplamos un paisaje explosivo, la inmensidad de un cielo azul con esos filamentos largos y delgados, parecen  brochazos desgarrados, blancos, son los cirros que en otras ocasiones hemos tenido ocasión de disfrutar;


abajo en el valle un pequeño pantano, hileras de pinos autóctonos


 y en el horizonte contemplamos un paisaje explosivo, la inmensidad de un cielo azul con esos filamentos largos y delgados, parecen  brochazos desgarrados, blancos, son los cirros que en otras ocasiones hemos tenido ocasión de disfrutar


El Valle, las hileras de pinos autóctonos, al fondo el pueblo de Besande


 En medio del ascenso descubrimos la mal llamada naturaleza muerta; esas sabinas, esos tejos que en su día fueron jóvenes, robustas, fuertes que se resisten a desaparecer y se mantienen erguidas a pesar de sus troncos secos,  retorcidos.  Encontramos algo bello en esos músculos enervados que quieren seguir siendo al menos testigos perennes de estos montes y quieren seguir viviendo.



Encontramos algo bello en esos músculos enervados que quieren seguir siendo al menos testigos perennes de estos montes y quieren seguir viviendo.


Descendemos sobre piedras, pasamos entre brezos, entre las sabinas milenarias, tejos, encinas, mostajos y las sabinas jóvenes piramidales.


Sabina joven piramidal